El derrame de petróleo de DWH fue un evento catastrófico que cobró 11 vidas y liberó más petróleo en aguas estadounidenses que cualquier otro derrame. Se estima que se liberaron 535.000 toneladas de petróleo en un período de 87 días desde fuentes a profundidades superiores a los 1.500 metros del golfo de México. La explosión y el incendio en la plataforma de perforación DWH provocaron el hundimiento de la plataforma, lo que causó la rotura de los tubos ascendentes submarinos. Durante los 30 días siguientes, el flujo a través del tubo ascendente doblado aumentó y el petróleo continuó derramándose desde el extremo del tubo ascendente hasta que se tapó el pozo.
Después del derrame de DWH, las agencias gubernamentales, la industria y los organismos reguladores trabajaron para desarrollar maneras de prevenir que un desastre similar se repita. Los resultados fueron nuevas tecnologías, mejores prácticas y regulaciones destinadas a reducir la probabilidad de derrames de petróleo y la cantidad de contaminación por petróleo cuando ocurren, lo que incluye mejoras tecnológicas para detectar anomalías durante las operaciones de perforación y medidas de control de origen que pueden prevenir rápidamente grandes derrames y explosiones.
FUENTE DE LA IMAGEN: Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
Las siguientes estrategias avanzadas de control de fuentes pueden reducir el volumen de petróleo que entra al mar y los consiguientes impactos medioambientales y socioeconómicos de un derrame de petróleo (consulte la Figura 3).
Cuando una embarcación se ve involucrada en un accidente grave —por ejemplo, una colisión o un encallamiento— existe el riesgo de que se libere petróleo al medioambiente. Las operaciones de recuperación de embarcaciones en peligro han demostrado ser una medida de mitigación importante para prevenir o reducir la pérdida de petróleo al mar. En caso de accidente de una embarcación, las organizaciones de recuperación y extinción de incendios marinos ayudan a extinguir los incendios, estabilizar la estructura de la embarcación y transferir el petróleo a otra embarcación o cisterna de almacenamiento, lo que reduce la cantidad que se puede fugar al mar.
Las operaciones de recuperación también son importantes para la extracción segura de petróleo de naufragios hundidos. Solo en aguas de América del Norte, hay al menos 236 grandes naufragios hundidos que contienen entre 600.000 y 6 millones de barriles de petróleo, lo que podría representar una amenaza de contaminación en el futuro.
Los avances en la prevención de explosiones incluyen el control continuo de los parámetros del pozo con sistemas que alerten a los operadores sobre cualquier posible amenaza a su integridad. Entre los parámetros bajo control se encuentran las barreras de pozo, que son sistemas o dispositivos que contienen fluido o presión dentro del pozo. Las normas de perforación exigen el mantenimiento continuo de al menos dos barreras independientes para evitar que una simple falla provoque un derrame.
Si fallan las medidas de control primarias y secundarias del pozo, se han desarrollado diversas actividades adicionales de control de la fuente. Un ejemplo es una chimenea de sellado submarina (consulte la figura 4) y la contención, que consiste en instalar una chimenea de sellado en el pozo y cerrar sus válvulas para cortar el flujo de petróleo lo antes posible.
Los avances en teledetección han impulsado el desarrollo de nuevas herramientas que permiten la detección temprana de fugas en oleoductos, el cierre rápido del flujo de petróleo y la reparación o sustitución del segmento afectado para reducir la cantidad de petróleo perdido. Ejemplos de estas técnicas de detección de fugas incluyen detección acústica, sensores de fibra óptica, análisis del punto de presión, tasa de cambio o tasa de cambio condicional, modelado dinámico, muestreo de vapor, termografía infrarroja, procesamiento digital de señales y técnica de balance masa-volumen, entre otras.